Y LA DENUNCIA PARA CUÁNDO
El concepto “conservador” referido a la derecha actual, no tiene nada que ver con conservar tradiciones morales o sociales, a no ser que lo tradicional sea la corrupción, que lo es. Ni tampoco con aquel odio atávico a la ilustración que dio origen al término. Actualmente se vincula con un hedor rancio, casposo y vulgar que entronca con el populismo más chabacano y con la mendacidad más virulenta. Basta escuchar a los nuevos líderes de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) para comprobar que se han instalado en una suerte de despropósitos, envueltos en banderas y cruzadas sacrosantas, que repugnan a la inteligencia y a la razón.
Un ejemplo de ello fue la repugnante intervención del alcalde viajero, D. Jaime Ramos, en el debate sobre el estado de la ciudad. Aprovechó su turno final, sin derecho a réplica, para insultar, mentir y enturbiar. No le bastó con denunciar unos hechos que no se juzgaron porque el juez dictaminó el archivo de la causa contra el portavoz del PSOE, sino que no duda en sacar el tema como único argumento contra la oposición. Y ante todo esto, sigo sin entender como no está él denunciado por las tropelías que hizo siendo vicepresidente de la Diputación. ¿La denuncia para cuándo?
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