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Másteres y tesis


Desconozco el actual mundo universitario y su entorno. Mis hijos aún no han llegado y yo hace tiempo que salí de él, aunque quizá pronto volveré a entrar. Siempre he tenido gran respeto por la Universidad, en especial por la que me tocó vivir, antes de la proliferación de las facultades que como churros crearon las autonomías, la explosión de las privadas, Bolonia y todo eso. 


En aquellos tiempos era complicado ir a la universidad, sacarse un título. Los hijos de la oleada del gozne de los años sesenta y setenta, hijos de obreros que a duras penas podían llegar a final de mes, íbamos al matadero de aulas masificadas, con programas de estudios antiguos, y donde caíamos como chinches.

Casi treinta años después recuerdo aquellos tiempos, cuando se pone en tela de juicio la fachada curricular de los políticos de primera fila, dimiten ministras, y lo que queda por venir. España sigue siendo un país de fachada, de figurar y adornarse en la suerte. Pienso en todo lo que costó a una generación romper con su sino, saltar a la universidad, conseguir un título. Y lo poco que les ha costado a otros Y eso explica muchas cosas de este país que aún llamamos España.

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